Arriba y Abajo

Esta semana estaba siendo casi perfecta. Todos los días al despertarme por la mañana me enorgullecía de haber resistido 24 horas más. Todas las mañanas al levantarme de la cama notaba el vacío de mi estómago, y ello me reconfortaba. Durante el día mis fuerzas se desvanecían poco a poco mientras el cansancio luchaba por dominarme, y yo me alegraba. Cuando los mareos nublaban mi vista y alteraban mi equilibrio yo sonreía para mis adentros. Mis ropas eran cada vez más holgadas, yo cada vez más pequeña por fuera, pero a la vez tan grande por dentro!. Algo empezaba a cambiar, tofo comenzaba a mejorar, otra vez tenía fuerza, era fuerte aun cuando el simple hecho de subir unas escaleras me dejaba sin aliento. Y por la noche, al irme a dormir, me parecía que por primera vez en mucho tiempo era feliz.

Pero sólo era apariencias, superfluas ilusiones, sueños construidos sobre cimientos fangosos que pronto se vinieron a bajo. Sábado, Domingo, Lunes,Han sido días horribles. Otra vez comí, otra vez caí, otra vez engordé. Traté de vomitar toda la putrefacta basura que habitaba en mi interior, pero tan sólo la sangre de mis vísceras fue capaz de acudir, tan sólo logré alertar a mi madre, tan sólo conseguí gritos, charlas, amenazas de ingresos en hospitales y otras tantas absurdezas por el estilo.

Mañana será un nuevo día. Deseo que sea un nuevo día, que las sombras me abandonen, que amanezca de nuevo. Quiero salir de mi oscura y húmeda tumba, olvidar por siempre su pestilente y punzoñoso aroma. Quiero huir de mi jaula de cristal, volar aunque me hayan cortado las alas. Ojalá algún día pueda volar otra vez. Ojalá algún día sea capaz de recuperarme a mi misma. Ansío volver a ser yo.