viernes, 7 de diciembre de 2007

Si estuviera 100% segura de que nadie puede averiguar quién es la persona que escribe, este blog se convertiría en un diario personal, contaría todo lo que siento, porque no tengo con quien hablar y necesito sacar el dolor que llevo dentro. Me siento tan mal conmigo misma que no existe ningún día feliz en mi vida desde hace unos tres o cuatro años más o menos y me odio por no ser capaz de acabar con esto. Es como estar en estado de tránsito: no tengo la fuerza necesaria para luchar y alcanzar lo que más deseo, pero tampoco soy lo bastante valiente como para decir adiós a todo y acabar con el sufrimiento para siempre, me odio, no sólo por ser una cerda que no para de comer aunque sepa que eso la está destruyendo cada vez más, que eso la está alejando del mundo, de los amigos, de la familia y de sí misma, sino por no ser lo bastante fuerte para decir ¡BASTA YA!. Supongo que muchas personas pensarán que me estoy haciendo la víctima, que la felicidad de una persona no puede basarse sólo en su cuerpo, que es muy fácil ponerse a dieta y sentirse a gusto con uno mismo, pero no es así, al menos no en mi caso. Es verdad que el peso no debería condicionar la vida de una persona, pero a mi me condiciona, no voy a la playa ni a la piscina, hace mucho tiempo que no me compro ropa a no ser que sea estrictamente necesario porque cada vez que voy de compras me deprimo aún más, no tengo amigos y lo peor es que mi madre y mi hermano me culpan de mi situación, mientras que mi padre no sabe nada de lo que me pasa. Cada vez que como me siento culpable y sin embargo lo sigo haciendo porque, es cierto que cuando como no soy feliz, pero por lo menos olvido momentaneamente el dolor que siento por no tener a nadie que me quiera, que me aprecie, que esté orgulloso de mí, ni siquiera yo misma. Me detesto por no poder ser una persona normal, me detesto porque antes estaba todo el día pensando en la comida para evitarla, para no comer de más y mantener el tipo y porque ahora no paro de pensar en ella para engullirla, me detesto porque mi vida es comer, porque la comida es lo único que da sentido a mi vida, porque la comida lo domina todo, es el centro de mi universo, me odio porque quiero volver a ser normal y no lo consigo, he perdido las esperanzas de conseguirlo, me odio porque si me levanto cada día es sólo para comer y ese es a la vez el motivo que me hace desear dejar de despertar. ¿Por qué escribo esto?, para desahogarme, ya que si no lo hiciera terminaría reventando o volviéndome loca, aunque según mi madre ya lo estoy, ella es la culpable de que yo engordase tanto, ella y mi hermano fueron los que me martillearon todos los días la cabeza diciéndome que estaba anoréxica y que tenía que engordar, sin embargo mi hermano ha adelgazado, apenas come y nadie le dice nada, y yo ¿Qué?, ahora todos son felices y delgados, mientras que yo me paso la vida amargada y tengo que soportar las continuas críticas que me hacen diciendo que si estoy así es porque quiero, ¿Cómo voy a querer vivir de este modo?, ¿A caso alguién desearía tener una vida como la mia?. Me pregunto si algún día terminará todo, si llegaré a ser como el resto del mundo y cúando será, pero con franqueza, no tengo demasiadas esperanzas.
*La de la foto no soy yo, ya me gustaría, pero por desgracia yo no soy ella, aunque si me identifico con su estado de ánimo

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